Son muchas las cosas que se dicen de un asilo de ancianos. De hecho, hay personas que temen visitar uno por los mitos creados injustamente. Para aclarar algunos de ellos y tener una perspectiva más clara desmentiremos los más comunes.
Cuando salen en los noticiarios en la televisión algún reportaje sobre los ancianitos, generalmente solo dicen malos comentarios, pareciera que fuera algo amarillista solo para tener algo que contar. Se habla de personas tristes, desatendidos y maltratados, cosa que dista de la realidad de las buenas residencias para mayores.
Mitos y realidades de los asilos para ancianos
De las cosas malas que se dicen de las residencias para ancianos el 90% son mentiras. El primero de los mitos es que existe maltrato por parte de los cuidadores hacia los adultos mayores. Antes de propagar este tipo de comentarios es recomendable visitar algunos centros para cerciorarse de la realidad.
Puede pedir una cita para recorrer el centro de atención para adultos mayores que más le atraiga, así saldrá de dudas. Otro de los mitos es que los ancianos son excluidos de las residencias por no poseer grandes cantidades de dinero para ofrecer. Esto es más una conjetura absurda, puesto que las autoridades competentes se encargan de velar por el bienestar de ellos sin distinción de posición social.
Así mismo, es el lugar donde los familiares dejan en el olvido a sus abuelos. Este puede que sea el más dañino, puesto que al necesitar de los servicios de cuidados de personal especializado por algún tratamiento específico que los familiares no puedan darles, haga que al llevarles a las residencias, los ancianos asuman que están siendo abandonados.
El falso rumor de que el personal especializado en fisioterapia retarda la recuperación de los ancianos para hacer que sus familiares paguen mucho dinero, también es otra blasfemia. Cada tratamiento tiene un tiempo estimado y son los profesionales quienes se los indican, tanto a los familiares como a los dueños de las residencias.
Puede que el más cruel de todas las mentiras, sea que al llegar a un asilo no tendrán la libertad de decidir lo que quieren hacer. ¡Falso! Una residencia para ancianos no es una cárcel, por lo que ellos tienen el libre albedrío de hacer lo que quieran en las instalaciones. Pueden bailar, caminar libremente, hacer talleres, leer o cualquier otra actividad.
La realidad de los asilos de ancianos
Los asilos son lugares especialmente diseñados para que las personas de edad avanzada puedan pasar la vejes con calidad de vida y bien atendidos. También, es donde se pueden desarrollar en un ambiente apacible, para compartir con otras personas contemporáneas sin sentirse incómodos.