Indiscutiblemente, la naturaleza es perfecta, ya que proporciona a todos los seres vivos los recursos necesarios para existir. Sin embargo, el hombre en busca de mejorar su entorno ha transformado parte importante de esta materia; por ejemplo, de los árboles, que le ofrecen oxígeno, desarrolló la fibra para el papel y del tallo logra excelentes objetos de madera. Ahora bien, el uso de ello ha disminuido, siendo fundamental una adecuada destrucción de documentos de archivo muerto.
En los tiempos que corren, hay fibras sintéticas que permiten la obtención del papel, evitando la tala de árboles, los cuales a través del proceso de fotosíntesis producen el oxígeno que requieren los seres aeróbicos como los animales. En tal sentido, el reciclaje de las grandiosas hojas blancas o cuadernos tiene su mayor auge en la actualidad, lográndose recuperar la materia prima con un método controlado de destrucción de las mismas.
Cabe destacar, que mediante la correcta destrucción de documentos se obtiene satisfactoriamente parte significativa de las fibras que los constituyen, que al volverse a procesar, garantiza un producto de excelente calidad. Esto último, en lo que respecta a la resistencia, textura y color; además a un menor coste económico y ambiental.
Gracias a los avances tecnológicos, se han diseñado y fabricado pequeñas máquinas que realizan la destrucción del papel, en tiempo record. Estas son ideales cuando la cantidad es grande, siendo los casos comunes: escuelas, universidades, empresas de manufactura, oficinas de asuntos legales, etcétera. Una vez que los archivos sean considerados “muertos”, lo recomendable es triturarlo para facilitar la recuperación de sus elementos base.
Aunque la sociedad está envuelta en la era tecnológica, todavía se elaboran muchos documentos en papel que respaldan su autenticidad: facturas, títulos de propiedades, identificaciones, recibos de pago, libros de contabilidad, por citar algunos. En otras palabras, los archivos digitales no han podido reemplazar a varios físicos tradicionales.
Por otro lado, si los documentos a destruir tienen un grado de privacidad o confidencialidad, este trabajo no puede ser ejecutado por cualquier persona, evitando de esta forma la fuga de información. De ahí, que han surgido empresas que garantizan la seguridad de la misma, mediante certificados legales.