Un trabajador bien formado es un trabajador con valor, rentable, productivo. En algunos sectores quizá no lo sea tanto, pero en otros la formación continua resulta fundamental para no quedarse estancado y perder competitividad. Ahí es donde se puede sacar el mayor provecho a una herramienta que la Administración pone en manos de todas las empresas, los cursos bonificados para trabajadores.
Aunque es la empresa la que debe solicitar y poner en marcha este tipo de formación, los beneficios son a dos bandas: para la propia compañía y para el trabajador. Con la formación bonificada las empresas consiguen mejorar la capacitación de sus empleados sin que ello suponga un coste añadido. Todas tienen un crédito disponible para impartir estos cursos y, aunque en un principio deban afrontar su coste, éste se descuenta de los pagos a la Seguridad social una vez finalizada la formación.
Para los trabajadores supone la posibilidad de recibir una formación extra que quizá no se puedan permitir a nivel particular, por coste o por falta de tiempo. Para ellos también es gratuita y les ofrece la posibilidad de mejorar su curriculum y con ello las posibilidades de mejorar su posición dentro de la empresa. Además, no deja de ser un aliciente añadido al a hora de desempeñar su labor profesional. Un trabajador que siente que la empresa se preocupa por él estará más motivado
¿Hay condiciones? Sí, pero muy asequibles. La empresa debe tener contratados trabajadores en el Régimen General de la Seguridad Social, debe estar al tanto de los pagos a Hacienda y la Seguridad Social y tener domicilio social en España. Al trabajador lo que se le exige es cumplir al menos el 75% de los objetivos de la formación.
Formación a la carta
Otra de las grandes ventajas de los cursos bonificados para trabajadores es que el abanico de posibilidades es infinito. Existen cursos diseñados para satisfacer la demanda de formación de cualquier sector productivo. Incluso es posible solicitar a entidades autorizadas para impartir estos cursos la realización de enseñanzas específicas. De esta manera se garantiza que las empresas puedan aprovechar los créditos de los que disponen para capacitar a sus empleados en esas áreas que saben pueden beneficiar los objetivos empresariales.
Por otra parte, también existen facilidades a la hora de elegir la modalidad de los cursos. Pueden ser en horario laboral de manera presencial. Pero también existe la posibilidad de realizarlos mediante plataformas e-learning e incluso en modalidades mixtas.
La formación bonificada, es por ello, una gran oportunidad de mejorar tanto para la compañía como para los trabajadores. Una oportunidad que no se debe dejar pasar, ya que el crédito disponible para estas enseñanzas se pierde si no se ha hecho uso de él a lo largo del año.