Lo primero que llama la atención de un coche es su aspecto exterior. Si la pintura está en perfectas condiciones, si no tiene ralladuras y brilla, el coche parece más nuevo e incluso mejor, porque nada llama más la atención que un vehículo que resplandece. La pintura para carrocerías es, por lo tanto, fundamental.
Todos hemos visto coches que nos han llamado especialmente la atención por su brillo, o tal vez porque el color parece tomar matices diferentes según nos movemos, le da la sombra o la luz. Es la magia de la pintura, algo que un buen profesional sabe utilizar para conseguir que lo que es un simple color se transforme en algo más.
Cuestión de capas
Un aspecto importante en lo relativo a la pintura para carrocería es el número de capas que se den y de qué manera. Vamos a bordar los tipos de pinturas que nos podemos encontrar según el número de capas que necesiten para ofrecer su máxima perfección una vez terminado el trabajo.
- Pintura monocapa. Es un tipo de pintura que da color, brillo y protección con una sola pasada. Solo hay que mezclarla con un catalizador para que dé grandes resultados. Es muy cómoda y rápida de aplicar pero cuenta con un inconveniente muy a tener en cuenta, es que solo sirve para colores sólidos, los metalizados están completamente descartados.
- Pintura bicapa. En este caso ya es necesario aplicar dos productos bien diferenciados. El primero de ellos es la base, realmente el color que se desea, por lo general, se trata de productos al agua. El segundo producto es el barniz, encargado de dar el brillo y resistencia al acabado. Este es el sistema que se utiliza en los vehículos metalizados, pero realmente se puede usar para cualquier acabado.
- Pintura tricapa. Es el método más sofisticado y el que ofrece resultados más llamativos. Para ello, hay que aplicar una primera capa de color, una segunda generalmente traslúcida para aportar profundidad y una tercera, de barniz, que es la que proporcionará brillo y protección.
